miércoles, 25 de febrero de 2009

Ética, libertad y un niño muy listo

"La libertad de uno acaba donde empieza la del otro". ¿Y dónde está ese límite? En mi opinión, en el punto donde ambas personas se respetan y valoran, sin juzgarse por sus diferentes puntos de vista, ni por sus distintas formas de pensar. Sin culparse por sus propios errores. En el punto donde una persona puede descubrir qué piensa la otra y ponerse en su lugar, aunque no lo comparta. Porque aunque yo sea libre en este punto, si en este punto no respeto a otro, él no es tan libre como yo. Y así me he fijado un punto, para ser libre.

Y supongo que es en ese momento de respeto mutuo, en el que dos personas se pueden empezar a querer.

Y leyendo un libro muy diferente a todos los que había leído anteriormente, he descubierto a un pequeño niño autista que tiene muy claro lo que es querer para él. Dice así:

Y Padre dijo:
-Christopher, ¿entiendes que te quiero?
Y yo dije que sí, porque querer a alguien es ayudarlo cuando se mete en líos, y cuidar de él, y decirle la verdad, y Padre me ayuda cuando me meto en líos, como cuando vino a la comisaría, y cuida de mí cuando me prepara la comida, y siempre me dice la verdad, lo que significa que me quiere.


Ea el nene, que yo también quiero que me quieran así.

2 comentarios:

Manuel Granados dijo...

hay muchas formas de querer.
y cada uno elige como quiere que lo quieran.
pero uno no puede elegir como lo va a querer su padre, por eso creo que ese amor es distinto, diferente al que nos tendrán el resto de personas que nos encontramos en el mundo.
saludosss

Anónimo dijo...

Dios que nudo en el estómago, chica. Creo que no podría leer ese libro ahora mismo...